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sábado, 22 de noviembre de 2014

Depresión estacional




Dentro de los trastornos del estado de ánimo, hay uno al que se le llama "Depresión estacional", la cual es muy frecuente durante el invierno. Las personas que pasan por esto suelen deprimirse durante el invierno "sin causa aparente". Experimentan cambios de humor, pueden tornarse malhumorados o suelen aislarse, algunos de los síntomas más frecuentes son los siguientes:  

  • Tristeza, ansiedad o sentimientos de "vacío"
  • Sentimientos de desesperanza y/o pesimismo
  • Sentimientos de culpa, inutilidad o impotencia
  • Irritabilidad, desasosiego
  • Pérdida de interés en actividades que antes solía disfrutar
  • Cansancio y disminución de energía
  • Dificultad para concentrarse, recordar detalles y tomar decisiones
  • Dificultad para dormir o dormir demasiado
  • Cambios de peso
  • Pensamientos de muerte o suicidio 



Este trastorno se atribuye a que en invierno hay menos luz solar, por lo que afecta a los procesos químicos del cerebro, así mismo al bajar la temperatura tendemos a ser menos activos. Lo que caracteriza a este trastorno es que las personas suelen quejarse de síntomas depresivos atípicos: aumento del apetito, con especial apetencia por los carbohidratos, aumento del peso, y aumento el sueño, especialmente por la tarde. Otros síntomas incluyen las molestias premenstruales, dificultades en la interacción con los demás, y dificultades en la adaptación laboral. Los síntomas suelen empezar entre septiembre y noviembre, con aumento del sueño, del apetito, y fatiga excesiva que ocurren con el cambio que se produce en la luz natural. La aparición de estos síntomas puede retrasarse si el otoño es apacible y soleado. Los síntomas suelen aumentar en enero y febrero, para  disminuir en abril y mayo. 








¿Qué pasa en el caso de los niños?





Cuando existen antecedentes de depresión o alcoholismo en la familia es más probable que un niño pueda sufrir este trastorno. los síntomas que presenta son irritabilidad, disminución de energía, apatía, animo depresivo, cambios en sus hábitos de alimentación, sueño e higiene,  ansiedad, fatiga y aislamiento. 


Los niños suelen presentar estos síntomas durante dos o más semanas.  Este Trastorno es considerado un tipo de trastorno del humor en los niños, y uno de los síntomas más típicos son problemas conductuales. En adolescentes, la incidencia de este trastorno aumenta. 





Tratamiento

En el tratamiento de este padecimiento suele utilizarse la fototerapia, la cual consiste en exponer a la persona a radiación solar o electromagnética. También son utilizados los antidepresivos y la psicoterapia. Es necesario que ante cualquier sospecha se acuda con un profesional capacitado, psicólogo o psiquiatra,  para que realice una evaluación y así se determine el diagnóstico y el tratamiento. Debido a las fechas tan significativas que están presentes durante el invierno, es necesario realizar una evaluación a fondo del estado anímico de la persona, para determinar si es un trastorno depresivo estacional, o si existe algún otro conflicto de fondo. 









sábado, 4 de octubre de 2014

¿Qué es una evaluación psicológica?

Es la valoración de las características psicológicas de una persona, como nivel de desarrollo        intelectual, madurez emocional y características de personalidad. Es un estudio completo, el cual implica varias sesiones y la aplicación de pruebas psicométricas, las cuales generalmente consisten  en cuestionarios.

Cabe señalar que solo es una evaluación del estado mental de la  persona, no es una psicoterapia como tal, ya que solo se identificarán las áreas dónde existen problemas, para que posteriormente se pueda trabajar, sin embargo, eso lo decide quien solicita el   estudio.

Al final de la evaluación se hará una sesión en la cual se entreguen los resultados, así como recomendaciones para mejorar la calidad de vida de la persona.

¿Cómo es la evaluación en un niño?


Tiene la misma estructura y función que una evaluación de adulto, la diferencia radica en el  método empleado, ya que en el caso de los niños se implementa el juego, es un método confiable y no invasivo para el niño.


¿Quién puede realizar esta evaluación y para qué me sirve?



Una evaluación psicológica es implementada por un psicólogo, ya que es éste profesional quien cuenta con las herramientas para realizarla e interpretarla.

Realizar una evaluación tanto a un niño como a un adulto nos ayuda a identificar áreas en   conflicto y áreas de oportunidad, así como realizar un   pronóstico de cómo sera la persona en un futuro.



No es necesario que un niño presente  problemas para realizar una evaluación, se puede llevar a cabo con el fin de optimizar las potencialidades que presenta el niño, asegurando un mayor rendimiento escolar y social.


Cuando el niño presenta problemas se puede realizar una evaluación  para identificar que es lo que esta pasando y de que manera los padres pueden ayudar a su hijo.


Identificar las habilidades y debilidades nos ayuda a evitar futuros problemas de conducta, bajo rendimiento escolar, problemas para dormir, aislamiento y constantes visitas al médico.








viernes, 29 de agosto de 2014

Fases del desarrollo según Margaret Mahler


Dentro de la psicología, existen una gran variedad  de teorías en cuanto a las fases  de desarrollo según diversos enfoques. En esta ocasión revisaremos el enfoque psicoanalítico de Margaret Mahler, psicoanalista y pediatra quien realizó un gran aporte a la psicología evolutiva.



Con una formación en pediatra decidió trabajar con niños gravemente trastornados, esto la llevó a interesarse por las relaciones madre-hijo, sin embargo fue el psicoanálisis lo que le proporcionó las bases para establecer su teoría.  Para Mahler, lo importante es el proceso por el cual el niño se separa de la madre, para ser un individuo independiente, dejando de lado los aspectos sexuales tan enfatizados en el psicoanálisis.  Consideraba que la personalidad de un individuo, se forma a partir de la relación que tiene el niño con la madre. Inicialmente un recién nacido no es capaz de distinguir entre él mismo y las demás personas, por lo que el “yo” y el “no yo” (mundo externo) es lo mismo para el infante, percibiendo a los demás como si fueran parte de él. Para que la personalidad del niño pueda desarrollarse adecuadamente, es necesario que sea capaz de separar lo externo de lo interno, logrando percibirse como un individuo independiente. Para lograr este objetivo el bebé tiene que pasar por un proceso de tres fases; autismo normal, simbiosis normal y separación-individuación. El desarrollo de la personalidad así como la naturaleza de las relaciones interpersonales depende de cómo resolvemos estas fases.




Autismo normal

Comprende el primer mes de vida, en esta fase los periodos de sueño del recién nacido sobrepasan a los de vigilia, por lo que el niño parece atrapado en su propio mundo ajeno al exterior. Presenta un nulo interés por lo que se encuentra a su alrededor.


Simbiosis normal

El bebé entra en esta fase alrededor del segundo y tercer  mes de vida. El bebé permanece más tiempo despierto , por lo que comienza a percibir su mundo exterior. Posee una leve distinción entre lo que esta dentro y lo que está fuera de él, lo que es placentero y lo que no lo es. La característica principal de esta fase es la dependencia con la madre, ya que no distingue que es otra persona. En esta etapa los bebés suelen espantarse con facilidad, ya que son bombardeados por los diversos estímulos de su medio.





Separación- individuación

Esta fase se encuentra dividida en 4 subfases:

Diferenciación:  la atención del bebé deja de estar centrada en lo que pasa en su interior, comienza a mostrarse atento a todo lo que pasa a su alrededor, interactuando con este.  Alrededor de los 7 u 8 meses, el bebé comienza a alejarse de su madre por breves periodos. La conducta de extrañar y la ansiedad marcan el inicio de esta fase.

Práctica: los primeros pasos del bebé marcan el inicio de esta fase,alrededor de los  9 meses hasta el mes 18 . El mundo del bebé se vuelve más amplio, así como su realidad. Es un proceso de práctica en el que va descubriendo su medio y adquiriendo autonomía. El niño busca las habilidades que le permitan una mayor separación. 

Reacercamiento o aproximación: alrededor de los 18 meses, una vez que el niño a explorado su medio, es capaz de reconocer su indefensión e independencia de un modo nuevo, ya que es consciente de la separación, se da cuenta de lo mucho que depende de otros, pero al mismo tiempo sabe lo que puede hacer por sí mismo. Se presenta una mayor susceptibilidad a la frustración, temor a la pérdida de objetos o personas, mayor conciencia de la separación  y por lo tanto mayor ansiedad, mostrándose más lloroso de lo normal. Es una etapa de cambios emocionales por lo que el niño alternara entre periodos de gran necesidad de acercamiento con la madre y periodos de necesidad de alejarse.

Consolidación y constancia del objeto emocional:

Entre los 24 y 30 meses de edad se consolida en el niño el percibirse como un individuo, y es capaz de saber que su madre existe, y regresará cuando no esté presente (constancia del objeto emocional). debido a esto el niño adquiere una estabilidad emocional, ya que es capaz de distinguir las experiencias buenas y malas por separado. El proceso de separación-individuación es muy importante, ya que si una persona distingue adecuadamente cuales son sus límites, tiene una identidad propia y es capaz de saber que aunque las personas no estén presentes aún así tiene su afecto, podrá establecer relaciones interpersonales sanas. 


La individuación es el sentimiento de ser −una conciencia temprana del sentido de ser, de entidad−, mientras que la identidad es la posterior conciencia de quién soy .



Cuando surge alguna dificultad en las etapas, se presenta lo que Mahler llamó psicosis:

Psicosis autística: el niño no distingue a las personas a su alrededor, por lo que se le ve perdido en su propio mundo, sin mostrar interés en lo que le rodea. 

Psicosis simbiótica: alrededor de los tres o cuatro años el niño no es capaz de distinguirse como separado de la madre, en la mente del pequeño el y su madre son el mismo ser. Debido a esto el niño no puede separarse para establecerse como individuo. 






Para establecer que se presenta alguna de estas psicosis, se deben presentar la conductas descritas a una edad mayor a lo establecido como normal, o bien, que el pequeño ya haya pasado por ella, pero por algún suceso repita actitudes de etapas anteriores.  



martes, 26 de agosto de 2014

Fases del desarrollo según Freud


Sigmund Freud, médico austriaco considerado el padre del psicoanálisis. Se interesó en el área de la neurología y psiquiatría, por lo que realizó diversas investigaciones sobre afecciones mentales. Debido a sus estudios sobre la histeria y a su trabajo con Jean-Martin Charcot se le relaciona con el término hipnosis. Gracias al trabajo que realizó con diversos colegas, logró establecer las bases de su doctrina; el psicoanálisis, la cual se basa en métodos como la asociación libre y el análisis de los sueños. "Infancia es destino" para Freud todos los conflictos de la edad adulta tiene un origen en como enfrentamos los primeros años de vida. Su trabajó fue muy controversial en su época,  ya que postuló a la sexualidad como eje central de su teoría. Aunque Freud tuvo poca experiencia directa con niños, su teoría del desarrollo es un estudio de la primera infancia; los primeros 5 años son los más importantes para el desarrollo de la personalidad.

Periodo Infantil


A pesar de lo que se creía en su época, Freud estableció que los niños pequeños poseen una vida sexual y viven un periodo de desarrollo de su sexualidad durante los primeros 5 años de vida. Hoy en día se acepta la idea de que los niños muestran cierto interés por los genitales y el placer sexual (de acuerdo a los conceptos de su edad). Freud dividió el periodo infantil en tres fases, en función de la zona que causa placer.



Fase oral

La boca se establece como el primer órgano que genera placer en el niño, ya que es por medio de esta que nos alimentamos cubriendo una de nuestras necesidades básicas. El objetivo de esta fase es que el pequeño establezca cierta conexión con su madre. Si la madre es capaz de cumplir con las demandas del bebé, este no presentara ningún tipo de ansiedad, sin embargo, al establecer un horario de comidas comienza a surgir la ansiedad y los sentimientos ambivalentes hacia la madre y al entorno. Con la aparición de los dientes el bebé ya es capaz de defenderse de su entorno el cual percibe como bueno y malo, esto debido a la satisfacción o no de sus necesidades, pasando a la fase oral sádica. En esta segunda fase oral, los niños comienzan a morder, negarse a comer cerrando la boca, sonríen y gritan. Su primera experiencia autoerótica es chuparse el dedo, esto es una forma de calmar la ansiedad, ya que busca la protección de la madre recordando el momento especial cuando lo amamanta. Al crecer la boca continua siendo una zona erógena, por lo que ante diversas situaciones gustamos de chupar caramelos, masticar chicles, morder lápices, fumar o comer más de lo normal según nuestras características de personalidad.



Fase anal


La agresividad que el niño demuestre en la fase anterior aumenta al llegar a los dos años de edad, en este momento el ano es la zona placentera. Esta etapa se caracteriza por el control de esfínteres (entrenamiento para ir al baño), que es lo que le genera placer o frustración al pequeño. La fase anal de divide en dos subfases. Durante la primer subfase, el niño se torna agresivo, ya que los padres intentan imponer el control de esfínteres, debido a este cambio el niño tiene que experimentar lo que es una pérdida, puede intentar destruir sus juguetes, esto es necesario ya que el pequeño debe aprender a deshacerse de los objetos de una manera simbólica, para poder ir al baño en el momento adecuado y poder desprenderse de sus heces.

Ya en la segunda subfase la agresividad baja, los pequeños suelen mostrar interés en las heces, y al entender el deseo de los padres, las muestran en forma de un regalo. Es importante aceptar el obsequio del niño para generar en el cierta seguridad, lo que hará que de adulto se comporte de manera generosa. Sin embargo si el regalo es rechazado de forma agresiva, se genera una gran ansiedad en el niño, lo que hará que retenga las heces al pensar que dejarlas salir es algo malo, estableciéndose un tipo de personalidad al ser adulto. El carácter anal se establece cuando el niño encuentra cierta satisfacción al retener las heces, son personas que gustan de la posesión de objetos, suelen ser excesivamente ordenados, a esto también se le conoce como la triada anal; orden, tacañería y obstinación. 



Fase Fálica

Comprende entre los 3 y 4 años, en esta etapa los pequeños encuentran placenteros sus genitales, se muestran curiosos con las diferencias entre hombre y mujer. Debido a esta gran curiosidad que sienten, es normal que los niños toquen sus genitales, sin embargo, son reprimidos debido a las reglas sociales. La forma en que se reprima esta conducta, impactará de gran manera en el desarrollo de su personalidad. Se recomienda que se le explique al pequeño sobre lo mal visto de su comportamiento, pero enfatizando que es normal que sienta curiosidad, esto se debe hacer con paciencia y afecto. De lo contrario se pueden esperar diversos trastornos en la vida adulta relacionados con la aceptación de su sexualidad.




Es en esta fase donde surge el conocido complejo de Edipo y complejo de Edipo femenino (complejo de Electra). Este complejo se presenta cuando el niño o niña se identifican con el progenitor del mismo sexo, por lo que intenta ser él o ella, sin embargo esta identificación hace que sienta cierta atracción hacia el progenitor del sexo contrario, generando sentimientos ambivalentes hacia el progenitor con el que se identifica. Debido a esta rivalidad, en los niños varones surge la ansiedad de castración; miedo a que le corten los genitales como castigo por parte del padre. Este tipo de pensamiento se debe a que el niño observa que la madre no tiene un pene, por lo que infiere que se lo cortaron, generando un miedo a que le pase lo mismo. Por otra parte en las niñas surge la envidia de pene, al darse cuenta de los privilegios con los que cuentan los niños, se muestran molestas; quisieran ser varones. Las niñas experimentan un deseo por ser hombres, o poseer a uno, este deseo se transforma en uno por tener un bebé varón, haciendo común en las niñas el juego de "la mamá". En este complejo edípico, la niña responsabilizará a su madre por haberla traído al mundo sin un pene, mostrándose distante y agresiva con ella. Cuando las niñas reconocen su castración (falta de pene) e inferioridad respecto a los niños, se rebelan contra ellos, esto es de tres maneras; pueden renunciar a su sexualidad, tanto femenina como masculina, desarrollando una fuerte hostilidad hacia su madre; la segunda es aferrarse a su masculinidad de manera desafiante, o pueden desarrollarse de manera normal, asumiendo su sexo.
Es necesario que los pequeños atraviesen este proceso para poder establecer una personalidad. La forma en que afronten esta etapa determinara como viven su sexualidad en la edad adulta, así como la figura con la que se identificaran y tomaran de modelo. Durante esta fase surge el superyo, que es la parte de la psique que regula las reglas morales. Al final, los niños son capaces de identificarse con la figura de su mismo sexo, esperando ser como ellos sin ser ellos.







Fase de latencia

Ya en el cuarto o quinto año de vida, los niños ya han formado un sentido de normas morales, por lo que su sexualidad entra en una etapa de adormecimiento. Esto es debido a diversos factores: fisiológicos, el niño siente culpa de actos inmorales y debido a que en esta etapa ingresan a la escuela, se encuentran concentrados en otros aspectos de su vida; amigos, familia y escuela.







Fase genital

La pubertad despierta el deseo sexual en los niños, entrando en una segunda fase que muestra diferencias fundamentales con el periodo infantil, ya que son conscientes de su propia sexualidad y sus consecuencias. Ya adolescentes, renuncian al autoerotismo, orientando su energía sexual hacia otra persona, siendo conscientes de la posibilidad de reproducción. A diferencia de la fase Fálica, el sexo femenino adquiere el mismo estatus que el masculino, y ya no es una fuente de ansiedad para los varones, al contrario, se transforma en una fuente de satisfacción. Es en esta fase donde todas las anteriores se integran para establecer una estructura de personalidad, con la cual se afronta la sexualidad, de la que se hace consciencia. Esta fase se extiende hasta la adultez, en donde se continúa experimentando una sexualidad consciente. Cabe mencionar que la persona al llegar a esta etapa ya no solo busca los placeres básicos de sobrevivencia, sino que ya es capaz de experimentar placer con actividades o situaciones externas, como lo es un trabajo, un hobbie, etc.




Freud establecía que una persona que ha logrado atravesar estas fases sin presentar alteraciones, había alcanzado la madurez. Sin embargo, fue totalmente consciente de que era casi una situación utópica, ya que es muy difícil encontrar a una persona que no haya tenido dificultades en su vida.




jueves, 24 de abril de 2014

Psicología del embarazo


Psicología del embarazo 



Cambios psíquicos durante el embarazo

El embarazo se caracteriza por una creciente sensibilidad emocional, se presenta una gran necesidad de revisar y comprender los vínculos primarios para poder relacionarse afectivamente con el recién nacido. A este proceso Monique Bydlowski (psiquiatra francesa que ha pasado más de treinta años trabajando con embarazadas y puérperas en una gran maternidad parisina) lo llamó  “transparencia psíquica”, el cual describe como el estado psíquico que se desarrolla gradualmente para alcanzar un grado de sensibilidad creciente durante el embarazo y especialmente al final. Se caracteriza por un resurgir de recuerdos del pasado de su propia niñez.  Esto conlleva, una reactivación de procesos psicológicos anteriores no resueltos y puede llevar a una reagudización de duelos anteriores pendientes. Por otra parte Grete L. Bibring describe el embarazo como una crisis que revuelve identificaciones y conflictos no resueltos, y ofrece una oportunidad para encontrar soluciones más adaptativas mediante una nueva organización de la personalidad.




Durante el segundo trimestre del embarazo se presentan las llamadas “representaciones maternas”, en donde los movimientos fetales actúan como un estímulo proyectivo a partir del cual las madres elaboran las fantasías derivadas de su relación con su propia madre. La dificultad materna para elaborar una representación organizada de función parental durante el embarazo predice y pronostica una situación de riesgo perinatal, por la ausencia de modelo maternal con el que la mujer se pueda identificar.
El vínculo con el bebé empieza a formarse durante el embarazo, y está afectado por una serie de factores interpersonales y ambientales como son la calidad de la relación de pareja, el apoyo social, la presencia de estresores, la dinámica intrapsíquica sobre cómo se concibe el bebé y sobre todo, la manera en que la madre fue criada por sus propios padres. Selma Fraiberg señala que la diferencia entre padres abusados que eran capaces de superar sus traumas y tratar bien a sus bebés y los que repetían el trauma, estaba en la capacidad de recordar el dolor y no utilizar defensas como la evitación, la negación, la represión o la desconexión.



Efectos del estrés durante el embarazo

El efecto de la ansiedad materna en el embarazo probablemente sea mucho más grave y duradero en el bebé de lo que se pensaba y sus efectos sobre el neurodesarrollo más severos que los de la depresión posparto.

Estudios realizados en ratones

Los ratones de ratas estresadas durante el embarazo mostraban menos interés en explorar en una situación nueva.

Estudios realizados en primates

Las crías pesaban menos, presentaban un retraso del desarrollo psicomotor, presentando una menor capacidad de atención. Cuando a los seis meses a estas crías se les exponía a una situación novedosa o desconocida tenían más alteraciones de conducta y menor tendencia a explorar el entorno, se dormían en respuesta al estímulo.
Las crías de madres que han sufrido estrés en el embarazo son también hipersensibles al estrés y producen más cortisol que las crías del grupo control. La liberación de cortisol materno pasa a la placenta y afecta al desarrollo del hipocampo y la amígdala fetal. Si hay estrés en algunos momentos críticos de la vida fetal algunas áreas cerebrales se desarrollan programadas para una situación de estrés permanente lo que da lugar a la conducta mal adaptada que se observa posteriormente. 

Estudios realizados en humanos

El estudio ALSPAC (Avon Longitudinal Study of Parents and Children) ha sido el estudio de seguimiento más importante por su magnitud y que ha confirmado el efecto duradero que tiene la ansiedad en el embarazo sobre el desarrollo de los niños.  
Las mujeres con acontecimientos vitales estresantes durante el primer trimestre tienen un mayor riesgo de tener un aborto espontáneo, alteraciones congénitas como labio leporino, parto prematuro y bajo peso.
A mayor estrés materno parece haber menor reactividad de la frecuencia fetal, lo que puede favorecer la conducta inhibida en la infancia. Se ha observado una asociación muy significativa entra la ansiedad materna en el tercer trimestre y las alteraciones de conducta y problemas emocionales en la primera infancia; temperamento difícil a las 10 semanas y los 7 meses así como también  pasan más tiempo dormidos, y menos tiempo en alerta activa.


El efecto de la ansiedad materna es diferente en distintos momentos del embarazo, así niveles altos de ansiedad en la semana 18 se asocian con una mayor incidencia de zurdos o problemas de lateralidad. Al llegar a la adolescencia los hijos de madres que han tenido alta ansiedad en la primera mitad del embarazo presentan una mayor impulsividad y una menor puntuación en las escalas de inteligencia.
El cortisol materno a las 24 semanas predice las alteraciones en la adaptación de los lactantes a los 3 y 8 meses de edad. Los hijos de madres que habían tenido más estrés en el embarazo tenían niveles más altos de cortisol. 
La ansiedad materna en la semana 32 predecía problemas graves de conducta en niños; hiperactividad y déficit de atención a los cuatro años, a los seis y siete años seguían mostrando problemas de conducta y alteraciones emocionales.
Las mujeres con ansiedad en el embarazo tiene tres veces más probabilidades de tener síntomas depresivos intensos en el puerperio.



Parto natural

La descarga de adrenalina que se produce durante el parto estimula la amígdala, que tiene un papel importante en la memoria olfativa. El olor materno es muy llamativo para los bebés y se cree que su reconocimiento temprano facilita el establecimiento de la relación de apego y su adaptación al ambiente postnatal, además de ayudarles a distinguir mejor la leche de su madre.




Cesárea

En una cesárea programada la transición neurohormonal es absolutamente brusca, de forma muy diferente a como sucede en un parto fisiológico o vaginal, presentándose una dificultad tanto para el bebé como para la madre en la orientación olfatoria para el inicio de la lactancia, afectando la respuesta maternal. La madre tiene una respuesta significativamente menor en el cerebro al llanto de su bebé, lo que suele asociarse con dificultades en la memoria espacial y otras funciones en la edad adulta.
La cesárea es percibida como una experiencia menos satisfactoria, asociándose con más frecuencia a depresión postparto.



Al momento de nacer

Es importante el contacto piel con piel inmediato, ya que conserva la energía, ajusta el balance ácido base y la respiración, calmando al bebé. También ayuda a la madre: adapta su sistema digestivo, y cambia la conducta maternal. Los estímulos físicos y táctiles llevados a cabo entre la madre y su recién nacido son de gran relevancia para el futuro neurodesarrollo de éste, ya que implican una serie de modificaciones en su programación genética, con efectos que persisten a largo plazo. Al favorecer el contacto íntimo madre-bebé tras el nacimiento, se produce una elevación de los niveles de oxitocina en el cerebro del bebé que a su vez, implican una serie de cambios neuroanatómicos que perduran con el tiempo y permiten que, llegada la edad adulta, ejerza una actitud de apego mayor para con sus descendientes.




La conducta materna espontánea tras el parto incluye mirar a los ojos del bebé, vocalizar en tono alto, expresiones positivas, tacto afectivo y caricias. Las interacciones coordinadas con la madre proveen el input crítico para la maduración del cerebro social.
La falta de contacto conlleva una alteración de la respuesta en la edad adulta al estrés o la ansiedad.  El impacto de pasar las dos primeras horas de vida separados se traduciría en una peor interacción madre-bebé al año de vida.
Si la madre, por su estado de salud, no puede estar en contacto piel con piel con su hijo se ha mostrado que el contacto piel con piel inmediatamente tras el parto con el padre puede ser beneficioso para ambos. Estos niños presentan menos llanto, se muestran más calmados y adquieren un comportamiento más organizado de forma más precoz.

Un buen acoplamiento entre la madre y el recién nacido ayuda a mitigar cualquier alteración que haya existido durante la vida fetal. El sistema nervioso de los bebés es muy plástico tanto para absorber daños como beneficios en este periodo del desarrollo.


Prematurez

Los bebes prematuros separados de sus madres presentan niveles de glucorticoides en sangre hasta 10 veces mayores que si permanecen piel con piel junto a sus madres. Estos niños precisan cuidados intensivos y se encuentran expuestos al dolor, lo que puede generar  alteraciones de la conducta a lo largo de su vida. Un método de intervención es el NIDCAP (Newborn Individualized Developmental Care  and Assessment Program), este método es conducido por profesionales entrenados en neurodesarrollo, se aplica para disminuir los efectos devastadores sobre el cerebro de los bebés. 


La lactancia

La leche materna contiene oxitocína, la cual actúa como ansiolítico en el sistema nervioso central del recién nacido, facilitando un rápido condicionamiento asociado al olor materno y al mantenimiento de la memoria de este ambiente inicial.
Las madres que lactan describen con mayor frecuencia un estado de bienestar y menor ansiedad, interactuando de forma positiva con sus bebés, dirigiéndoles más caricias y sonrisas, que aquellas que utilizan lactancia artificial.





El apego

La conducta de apego involucra un vínculo afectivo persistente a través del tiempo, con una persona específica, emocionalmente significativa y no intercambiable, que despierta el deseo de mantener la proximidad de esta figura y produce estrés cuando se presenta una separación involuntaria.
La teoría de la conducta de apego está basada en la premisa de la existencia de una motivación aprendida, que se codifica genéticamente y permite al infante formar un vínculo con una figura específica, para obtener de ella una “base segura”, que le permita la exploración de su propio mundo externo. 


La base segura tiene las siguientes características:

·       - Reflectividad o empatía: Capacidad de entender lo que siente el niño en cada situación.

      -Sensibilidad: capacidad de interpretar adecuadamente las diferentes señales del niño.

·        -Responsividad: capacidad para responder en forma adecuada, efectiva y pronta a las necesidades del infante.

·         -Disponibilidad: capacidad de brindarle al niño la seguridad de su permanencia en cualquier situación donde la requiera.

·         -Validación emocional: capacidad de darle importancia al respaldo emocional puesto en cada conducta. 


La ruptura de este proceso conduce a modelos conflictivos de apego, generando respuestas inadecuadas ante eventos estresantes usuales y predisponiendo la presentación de trastornos mentales.
Varios estudios han demostrado que existe una correlación directa de la teoría del apego, no solamente en el desarrollo neuronal del infante, sino también con cambios en los sistemas neuroendocrinos de la madre, que permiten, finalmente, la iniciación del vínculo entre ambos y la formación del proceso del apego.



El apego del niño por su madre se inicia desde el nacimiento, cuando empieza a percibir los sonido y el olor de la madre y continúa después con el reconocimiento del rostro de su madre y de cualidades adicionales al olor y sonidos del medio ambiente, creándose el puente ambiental pre y posnatal. Durante los primeros días posteriores al nacimiento, la percepción de olores origina cambios en el bulbo olfatorio, que se mantiene hasta la vida adulta.


Una vez se crea la conducta de apego, la separación como evento estresante por excelencia en esta época de la vida, traería consigo diferentes conductas o fases; fase de anhelo y protesta, fase de desesperanza y fase final de desapego.
La falta de una adecuada figura de apego se puede manifestar como alteraciones en la regulación de la temperatura, la función del sistema inmune, la regulación del peso corporal y los patrones de alimentación, la exhibición de conductas autodestructivas, estereotipias motoras, hiper o hipomotilidad y agresividad, con incapacidad para usar la expresión facial como estímulo que permita discriminar tareas de aprendizaje e inhibir respuestas aprendidas e incapacidad para detectar extraños.

Las relaciones de vínculo y apego van a condicionar las respuestas emocionales de los niños y niñas durante sus primeros años y estas experiencias influirán de forma determinante en las sinapsis, en la calidad de las conexiones cerebrales, en el crecimiento del cerebro que, como sabemos, es máximo en el último trimestre del embarazo y en los dos primeros años de vida.



Dormir  con los padres

La lactancia y el sueño compartido durante la noche constituyen un viejo mecanismo de adaptación,  que regula la fisiología de la madre y del niño de manera beneficiosa.
El simple hecho de que los bebés duerman en la habitación de los padres es suficiente para dividir por cuatro el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante.

Necesitamos comprender que los recién nacidos necesitan un hábitat natural para usar todas las competencias que tienen y que, a veces, impedimos que las apliquen cuando les colocamos en un hábitat preparado para nosotros como adultos (cuna).



La etapa embarazo-parto-lactancia, es una oportunidad única de crear lazos afectivos madre-hijo, esto determinará su personalidad, la forma en que establezca sus relaciones personales y por lo tanto su calidad de vida. Sin embargo nada es determinante, siempre hay opciones para complementar alguna deficiencia, lo importante es que los padres disfruten de esta etapa, ya que de ese modo será más fácil para el bebé percibir su amor.